Cala Mastella

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Al contar con un acceso algo más complejo de lo habitual, la cantidad de bañistas que se dan cita en esta cala de reducidas dimensiones es algo menor a la del resto, lo que la convierte en uno de sus principales atractivos.

Solo podrás llegar hasta cala Mastella con un vehículo particular que no podrás aparcar a pie de playa. El camino hasta la cala no es ni demasiado largo ni muy dificultoso. Eso sí, si tienes pensado llevarte a los niños seguramente no sea la mejor opción puesto que, aparte de lo comentado anteriormente, los servicios en este enclave no van más allá de un chiringuito y unas cuantas hamacas.

El color del agua es una de sus singularidades más sorprendentes. Las rocas, la arena blanca y la posidonia que componen su fondo se entremezclan regalándonos una paleta de colores que pasa, del verde y el azul más intensos a los tonos más oscuros. Esta es una de las características más apreciadas para aquellos que se acercan hasta cala Mastella para practicar buceo de superficie.

Pese a su pequeña superficie, cala Mastella cuenta con un pequeño puerto rodeado de casetas varadero (de pescadores). En él hay un muelle desde el que contemplar las típicas embarcaciones de pesca ibicencas y fotografiar este pintoresco rincón.

El restaurante Cala Mastella, más conocido como el de ‘el bigotes’ su propietario. Aquí podrás degustar uno de los platos más elogiados de la gastronomía ibicenca: el ‘bullit de peix’. La historia de este diminuto restaurante se remonta unas décadas atrás cuando Juan ‘el bigotes’, aprovechaba el pescado que acababa de capturar y lo cocinaba para sus amigos. Con el tiempo, esas reuniones alcanzaron buena fama y tuvo que empezar a servir a los que se acercaban hasta allí por la calidad de su cocina. A día de hoy resulta conveniente que no te duermas si quieres saborear uno de sus platos (ten en cuenta que únicamente se sirve pescado y ensalada) ya que los comensales abarrotan sus mesas desde primera hora.